A partir del 9 de Julio de 1998 el Estadio de Fútbol de nuestro Club Atlético Unión comenzó a denominarse Antonio Di Giacomo en razón de un justo y merecido homenaje a quien como persona y dirigente, en el transcurso de su dilatada trayectoria, ha sabido granjearse la estimación y el afecto de la totalidad de los seres que a diario lo trataron. A los 85 años de edad fue partícipe de la inauguración oficial donde se nombró con su nombre y apellido el campo principal de fútbol. Tuvo una existencia plena de trabajo en nuestra ciudad, donde desarrolló si actividad comercial y fue cuantiosa la laboriosidad que desplegó. Un hombre sencillo y de gran experiencia. Con la certeza de sus juicios y la prudencia de sus opiniones. Poseía naturalmente el dominio de la diplomacia, que fue otra, entre las muchas virtudes que adornaron su persona.

De su figura patriarcal permanentemente se desprendió una sensación de señorío. Su presencia humilde y sobria, engalanó cada sitio que frecuentó. Quien haya llegado a entablar alguna charla con él, percibió de inmediato que estar frente a una persona sencilla y educada, que mantuvo durante el diálogo siempre una actitud de cortesía.

Sus ojos se iluminaban y adquirían un brillo especial si en la conversación le tocaban algún tema que tenga que ver con nuestro querido Club; en tanto que en su rostro viril asomaba la sonrisa que siempre lo acompañaba. Quien de continuo observaba su llegada cotidiana a la antigua Sede Social, o bien lo contemplaba durante su permanencia en ella, seguramente veía en él, a gran parte de la historia viviente en aquellas épocas en Unión.

A los 18 años, cuando recién se convertía en adulto, tuvo la oportunidad de comenzar a ser dirigente de la entidad y llevó 67 AÑOS prestándole sus magníficos servicios. Ocupó muchos cargos en distintas directivas y por varios años fue presidente del Club en distintas épocas: 1937/1939; 1940/1943; 1950/1951; 1963/1964; 1971/1974. También fue directivo en la Liga Regional del Sud, donde cosechó amistades imperecederas.

Toda una vida consagrada a la institución de sus amores, a la que representó con la dignidad y el decoro que lo caracterizaba. Su inconfundible figura acompañó a las delegaciones del Fútbol Mayor, en todas las canchas de los clubes afiliados a la Liga Regional del Sud y aún a otras mucho más lejanas en las cuales el color blanquinegro se presentó, ya que ese deporte era su gran pasión.
Al colocarle su nombre al estadio se le devolvió en parte, su inmenso aporte, que se le reconoció plenamente en todos los ámbitos del Club Atlético Unión.